SÁBATO – OBRA
Su nostalgia por la pintura, el sentimiento de dolor se le hizo más profundo en Paris; llegó a niveles dolorosos. Pero, pudo apaciguarlo con la literatura. Su malestar se acentuaba más cuando acompañaba al grupo surrealista en sus reuniones. La amistad con Óscar Domínguez le brindará la oportunidad para decidirse a realizar sus primeros trazos. Domínguez retribuía a Sábato su generosidad. Fue el único que le tendió la mano y conservó su amistad luego del accidente que terminó con el ojo de uno de los amigos pintores, quien premonitoriamente había realizado su autorretrato con un ojo parchado y una D grande encima. Domínguez regaló a Sábato su primera caja de pintura, los pomos, pinceles y le enseñó cómo hacer las mezclas.
SÁBATO – OBRA
SÁBATO – OBRA
SÁBATO – OBRA
Sus primeros trabajos fueron naturalezas muertas. Un poco más tarde pintó una copia del autorretrato de Van Gogh, con la oreja vendada. Todos esos trabajos los regaló a amigos, y destruyó los que pudo. Un día pidió a sus amigos que le devolvieran esos trabajos para quemarlas, ninguno aceptó. La oportunidad de pintar le llegó con una catástrofe. Cuando un oculista le detecto un mal irreversible en sus ojos. Sábato no podía seguir escribiendo ni leyendo si quería conservar su vista. A partir de esa enfermedad se permitiría, ahora sí, darse el gusto de pintar todo el tiempo. Dedicar, el resto de su vida, a lo que desde niño le había subyugado.
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